Revista invi N°9/Enero 1990/Año 5:3-4

EDITORIAL

Al finalizar el año, inevitablemente se hace necesario evaluar la labor desarrollada, donde encontramos que inserta, dentro de muchas otras actividades, cabe destacar las Jornadas de Vivienda Social, convocadas por nuestro Instituto en Noviembre recién pasado, en la cual participaron numerosas instituciones, equipos técnicos de las diferentes candidaturas y público en general; a los cuales agradecemos su valioso aporte, que significó el intercambio de ideas y el replantearse el problema siempre vigente, sobre como enfrentar el déficit habitacional chileno.

De las Jornadas es conveniente destacar ciertas ideas de consenso general, que sin constituir acuerdos formales, se pueden reconocer como puntos de partida para nuevas propuestas, tales como:
1.- El uso de las tecnologías apropiadas a nuestro país.
2.- El uso de tecnologías importadas, siempre que respondan a la realidad nacional, en los aspectos económicos, culturales, climáticos, como ecológicos.
3.- La regionalización debe expresarse tanto en los diseños como en las tecnologías empleadas.
4.- La puesta en marcha de la gestión local.
5.- La creación de un sistema de información en vivienda.

A la fecha de las jornadas, existía un clima de expectativas políticas bastante agitado, por la proximidad de las elecciones presidenciales; es por eso que nos pareció importante incluir en ellas un debate sobre los programas de vivienda de las tres candidaturas, relatado por representantes oficiales de los respectivos equipos técnicos.
Ya elegido el nuevo presidente de Chile 1990-1994, estamos viviendo un hito importante en la historia de nuestro país, respecto como enfrentar positivamente esta transición.
Desde nuestra perspectiva, sin duda cualquier propuesta para el sector vivienda queda predefinida al momento de elegir un sistema de gobierno, ya que éste, administrará los recursos y gastos de un país de acuerdo a un modelo de desarrollo estipulado, conforme a un orden de prioridades básicas.
Pareciera que el gran problema, del cual se desprenden muchos otros, es que gastamos mucho más de lo que producimos, no redistribuimos los ingresos en forma equilibrada y que a las necesidades básicas no les estamos dando la prioridad que tienen.
Y en relación a modelos de ordenamiento económico parece ser que estamos tomando conciencia, en alguna medida que la super potencia ya no es el "modelo ideal de país", porque tiende a gastar mucho más de lo que produce, fomenta el endeudamiento externo y entre otras cosas, tiene un alto porcentaje de suicidios, drogadicción y patologías sociales.
Su eterno enemigo, tampoco ha sido modelo ideal.

Pareciera que el mundo intenta reconocer sus errores, y busca cierto equilibrio a través de nuevas modalidades de gobernar; por todo es de esperar que aprendamos del pasado nacional e internacional, tomemos la labor positiva del período anterior y elaboremos nuevos planes para enmendar errores.
No nos cabe más que desear a nuestros lectores un año de buenas y creativas propuestas para el desarrollo de nuestro país.

Feliz Año 1990.

MARIA TERESA PEILLARD